La fiesta argentina en la previa de la Finalissima

Cerca de 1.000 argentinos, en su mayoría residentes en el Reino Unido o procedentes de Italia, le darán vida a una fiesta albiceleste en el Mandhata Youth Community Centre, un recinto situado a poco más de un kilómetro del mítico estadio británico.

El humo de una choriceada, la espuma de un fernet con cola, el sonido de un bombo y la alegría de una cumbia: esa atmósfera que rodea un partido de fútbol en cualquier cancha de Argentina se recreará este miércoles en la previa de la Finalissima con Italia en Londres.

Como en La Bombonera, el Monumental, en Rosario, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Tucumán o cualquier otro lugar del país, pero en la majestuosidad de Wembley, la próxima parada de la Scaloneta.

Cerca de 1.000 argentinos, en su mayoría residentes en el Reino Unido o procedentes de Italia, le darán vida a una fiesta genuinamente argentina en el Mandhata Youth Community Centre, un recinto situado a poco más de un kilómetro del mítico estadio británico.

La reunión comenzará al mediodía londinense y se extenderá hasta las 19:00, unos 45 minutos antes del inicio del partido.

«Hemos organizado una fiesta con todos los condimentos que consideramos fundamentales para vivir una experiencia única de lo que significa la pasión futbolera para el hincha argentino. Habrá chopirán, sandwiches de vacío, empanadas, fernet, cerveza, bombos, redoblantes y música», promete Milton Ávila, uno de los dos promotores del encuentro.

Este porteño nacido en Barracas, criado en Avellaneda e hincha de Independiente, vive hace nueve años en la ciudad de Manchester, donde desarrolla su profesión de ingeniero químico a través de una consultoría.

Su socio en esta iniciativa es Marcelo Aprigliano, otro argentino oriundo del barrio de Villa Ortúzar, que emigró del país tras la crisis de 2001 y se instaló en Milán. Allí trabaja como chofer de colectivo en horario nocturno.

«Somos un grupo de amigos argentinos viviendo en Manchester y Milán, que nos conocimos haciendo la previa de un amistoso entre Argentina e Italia en el estadio Etihad del City en marzo de 2018. En aquella ocasión armamos una reunión en un bar que superó nuestras expectativas. Estimábamos unas 20 personas y fuimos como 300, hubo gente que llegó de España y hasta de Dubai. Por eso, esta vez decidimos organizarlo mucho mejor», explica Ávila en diálogo con Télam.

Apenas se confirmó la final entre los campeones de la Copa América y la Euro, Milton y Marcelo activaron el grupo de Whatsapp de los argentinos y el interés se multiplicó de tal manera que tuvieron que crear otros tres y también una comunidad en Facebook («Selección Argentina ¡Vamos por todo!») para compartir toda la información relativa al partido y la previa.

Entonces Ávila asumió que un tradicional pub británico no sería suficiente para albergar a todos los asistentes, se contactó con el council de Wembley y contrató el community centre («una suerte de sociedad de fomento», compara) a cambio de unas 500 libras (675 dólares).

«Nosotros establecemos el contacto con los hinchas y conseguimos el lugar. De la comida se encargarán unos argentinos que tienen una empresa gastronómica en Reino Unido y la bebida la traerán otros muchachos. Para la música, todos fueron aportando ideas y armamos una playlist bien festiva», precisó.

Aprigliano será «el encargado de la percusión» y llegará desde Italia con bombos, cuyo traslado será costeado con el sorteo de camisetas oficiales del seleccionado argentino durante la previa.

«Llevo un bombo de 26 pulgadas con platillo, otro más chico de 16, también con platillo y un redoblante. Todo embalado y despachado en la bodega del avión. Viajo el mismo miércoles y llego a las 7 de la mañana de Londres», avisa a Télam quien se asume «fanático de River».

«No sabría calcular cuántos argentinos irán desde Italia pero sé que desde Malpensa (aeropuerto de Milán) y Bérgamo saldrá mucha gente porque estamos en contacto siempre. En los italianos no hay mucha expectativa, ninguna diría, porque la eliminación del Mundial los afectó muchísimo. Los tantos están muertos», grafica en clave de tribuna.

El estadio de Wembley, donde la Selección se presentó por última vez hace 22 años para un amistoso sin goles con Inglaterra, agotó sus 90.000 localidades disponibles para la Finalissima. Ávila pagó 99 libras por una entrada de la segunda categoría más alta entre las cinco ofrecidas. «Se llama hospitality: incluye estacionamiento, un trago de cortesía y el acceso a un restaurante (consumisiones no incluidas) en el entretiempo», cuenta.

La demanda de tickets es un indicador del interés despertado por el juego en el hincha británico, algo difícil de percibir en el día a día, según el organizador argentino. «Cuando hablé con la policía de Wembley por la previa, en abril, no estaba ni enterada del partido. Pero los hinchas acá también son muy fanáticos, no sé si tanto como nosotros, pero sí locos del fútbol. Ellos tienen la rutina de ir al bar y luego a la cancha. Los argentinos le ponemos más cotillón».

A propósito, una fanática incluida en los grupos de Whatsapp propuso asistir a Wembley con manoplas gigantes de goma espuma con la leyenda «La mano de Dios», en homenaje a Diego Maradona por su célebre actuación ante Inglaterra en México ’86.

«Los argentinos que vienen de afuera del Reino Unido llegan con la intención de cantar como los ingleses y reivindicar Malvinas, pero los que vivimos acá tenemos una visión diferente. Esa rivalidad es más nuestra que de ellos. La mayoría de los ingleses no saben dónde quedan las Malvinas. Muchos acá me reconocen: ‘si es por mí, que se las den a ustedes'», asegura.

«El inglés, en general, tampoco resiste a Maradona, pese al famoso gol con la mano. Y en la final del Mundial de Brasil, la mayoría hinchaba por Argentina porque ellos sienten mucho más la rivalidad con Alemania», concluye.