Una respuesta femenina a la cosificación contra Santiago Cafiero desplegada por una periodista de “La Nación” (Por Jenny Rodríguez Bordagaray)
El antiperonismo desde siempre se manifiestó de muchas maneras, y utilizando todo tipo de expresiones. Si en algo confluyen todas ellas, es en la característica descalificación y agresividad permanentes. Si bien abundan ejemplos, basta con escuchar los dichos tanto de sus dirigentes como seguidores o brindar algo de atención a algún medio de comunicación afín a estos grupos, como es el caso del Diario La Nación (autodenominada “Tribuna de Doctrina”), donde precisamente el domingo 18 de octubre se publicó una nota bajo el descalificador título: “Santiago Cafiero, galán tóxico de sangres azul”, firmado por Pola Oloixarac, sobre el Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, que nos entretuvo un buen rato en las redes sociales, entre cruces periodísticos y opinólogos ad honorem.
El artículo de la periodista Pola Oloixarac , intenta presentarse como una suerte de perfil de Santiago Cafiero, con un aire socarrón e irónico, al mejor estilo de la revista juvenil 13/20 de principios de la década del 90, dotado de ingeniosos y astutos párrafos que además nos recordaron a todas las contemporáneas, los veranos en Villa Gesell y las pulseritas de la feria artesanal. Sin embargo, tras esta nostalgia pícara y risueña brotaban frases contundentes, fantasiosas y reiterativas sobre el aspecto físico de “Santi” (según lo llama la periodista) tales como: “Y siempre las pulseritas, como un talismán de autenticidad, sabes que aún desnudo las tiene puestas” o “Ni en los sueños más gorilas podría negarse el factor apetecible del joven Cafiero, acariciando un mate como si fuera una parte tuya”; y hasta allí podríamos pensar que era sólo una chica diciéndole a un chico (uno de los de mayor responsabilidad en el país, pero eso sería un detalle) incesantemente que es lindo… excepto por el hecho de que pareciera desencajarle la idea de que un muchacho peronista sea lindo.
Seguidamente, la redactora hace una pregunta que cambia la historia del asunto: “todo muy lindo pero ¿qué pasa cuando Santi abre la boca?”. A partir de aquí leemos estigmatización, inequidad, asimetría, desprecio, y frases cosificantes de todo tipo y color, diría yo que la más ilustrativa es “como el prototipo de rubia tarada, Santi funcionaba mejor mientras callaba”. Una expresión absolutamente violenta y patriarcal, contraria a lo que las mujeres venimos intentando erradicar hace años y que gracias al compromiso de todas hemos logrado visibilizar, al punto de que tenemos un Ministerio de la Mujer desde el 10 de diciembre del año pasado.
¡Igualdad para todos y todas! Sí, para nosotras y también para ellos
Volviendo a la publicación del diario de los Mitre-Saguier, lo más ilógico e incoherente del caso es que el artículo está dirigido a las mujeres, es decir a las primeras víctimas de la cosificación como método sistemático de descalificación, haciendo bandera del revanchismo, zanjando más las diferencias y fomentando el negocio propio de la grieta; este último es una herramienta fundamental para “Juntos por el Cambio”, desde que descubrieron que el “divide y reinarás” les daba mejores resultados en los comicios. Y casualmente la nota a la que hacíamos referencia fue publicada al día siguiente del 17 de octubre peronista, y no es un detalle menor, la expresión popular en las calles, la marcha peronista sonando en todo el país a la misma hora, las bocinas de la alegría, la mística peronista, y la dirigencia parada en la misma vereda que el movimiento obrero organizado argentino, debe haber sido una postal inquietante para operadores y militantes de la oposición, especialmente después de meses de marchas en el obelisco y horas vociferando en los medios de comunicación.
Ellos lo denostan y bastardean pero lo saben, y en honor a la verdad nosotros durante años nos olvidamos que el peronismo no es un partido político, sino un movimiento. No obstante, llegado el momento, nos unimos para volver a ser el gobierno para todos y ahora para salir a bancar los trapos, como quien dice, con distanciamiento social incluido (y, dicho sea de paso, qué difícil no abrazarse con la Marcha), con nuestras 20 verdades presentes, organizados y amalgamando las diferencias de criterios.
¿Idealista? Sí. ¿Irrespetuosa? Jamás. No soy de los intolerantes; tampoco soy periodista ni escritora, soy simplemente una mujer militante que aprendió de amor en casa y de empatía militando, con los años, así también aprendí a hacer equilibrio en las diferencias pero no las acepto si se manifiestan a través del odio y el desprecio, eso me lo enseñó el mismo que nos dio la posibilidad a las mujeres de votar y ser votadas
No creo en la superioridad de las personas por supremacía de un género sobre otro, apoyo los proyectos equitativos y a las luchadoras y los luchadores que piden amplitud de derechos porque aún estamos en condiciones desiguales.
Tampoco creo en l@s rub@s tarad@s ni en l@s moroch@s inteligentes, no nos dejemos arrastrar más por los caminos de la injusticia social, y que nadie se crea más que nadie.
¡Igualdad para todos y todas! Sí, para nosotras y también para ellos.