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Una playa a cuatro horas de Buenos Aires con una reserva ecológica es reconocida por la UNESCO

Mar Chiquita, situada en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, se consolidó como uno de los destinos más singulares de la Costa Atlántica argentina gracias a su reconocimiento internacional como Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde 1996. Este enclave natural, que abarca más de 26.000 hectáreas protegidas, se destaca por su albufera única en el país y una biodiversidad que la posiciona como refugio clave para especies endémicas y migratorias.

La combinación de conservación ambiental y oferta turística convierte a este sitio en un punto de interés tanto para quienes buscan experiencias en la naturaleza como para quienes valoran el turismo sustentable.

Ubicada a poco más de cuatro horas en auto desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se extiende a lo largo de 67 kilómetros de playas amplias y tranquilas. El área comprende localidades como Santa Clara del Mar, Mar de Cobo y Atlántida, que ofrecen alternativas para el descanso y el disfrute en un entorno natural. La proximidad a la capital y la facilidad de acceso la convierten en una opción atractiva para quienes desean escapar de la ciudad y sumergirse en un paisaje costero preservado.

La Reserva de la Biosfera Parque Atlántico Mar Chiquito, reconocida por la UNESCO como parte de su Programa MAB (El Hombre y la Biosfera), ocupa 26.488 hectáreas y representa uno de los pocos ejemplos de reservas costeras en Argentina.

El corazón de esta área protegida es su albufera, una laguna costera de 5.880 hectáreas y 27 kilómetros de longitud, formada por la acción del viento y separada del mar por bancos de arena. Este ecosistema alberga playas, dunas, bañados, pastizales y litoral marino, conformando un mosaico de ambientes que favorecen la coexistencia de una gran variedad de especies.

La reserva protege 178 especies de aves, entre las que se encuentran migratorias como los falaropos y chorlos provenientes del hemisferio norte, así como la remolinera común de la Patagonia. Entre los reptiles se destaca la lagartija de las dunas, endémica de la región, mientras que en la flora sobresalen comunidades de juncales y talares. Además de su valor ecológico, el área resguarda formaciones geológicas y paleontológicas del Holoceno y cumple funciones esenciales en la regulación del clima, la calidad del agua y el control de la erosión, según información de Turismo.

El reconocimiento de la UNESCO implica un respaldo internacional a la gestión de la reserva, aunque la jurisdicción y administración permanecen bajo control argentino. Este aval fomenta un modelo de desarrollo sostenible que integra la diversidad ecológica y cultural, y convierte a Mar Chiquita en un sitio clave para la investigación sobre sostenibilidad y conservación de ecosistemas costeros y marinos.