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En un gesto político hacia Lacalle Pou, el gobierno designó a Martín Garcia Moritán como embajador en Uruguay

La canciller Mondino ya envió el pedido de placet del diplomático de carrera y en Montevideo aseguraron que no habrá demoras en aceptar las cartas credenciales, tras un mes de incertidumbre respecto al futuro representante de Argentina al otro lado del Río de la Plata

El gobierno aceleró la designación de embajadores en países clave para la Argentina y hace pocas horas envió el placet a la representación de Uruguay en Buenos Aires de Martín García Moritán, un diplomático de carrera con muchísima experiencia profesional. Desde Montevideo, a través de canales informales, adelantaron a la Cancillería que “no habrá demoras” en aceptar las cartas credenciales del próximo representante del país ante la administración de Luis Lacalle Pou.

La designación de García Moritán cierra un capítulo de cierto recelo en Uruguay, frente al silencio del Gobierno respecto al probable embajador argentino asentado en Montevideo. Lacalle Pou se siente mas cómodo con Javier Milei en comparación con Alberto Fernández, y no entendían en su cercanía que la Casa Rosada demorara en nominar al sucesor de Alberto Iribarne.

Milei y Lacalle Pou tiene una perspectiva ideológica parecida respecto a la economía y la geopolítica, y los dos son socios en el Mercosur. Desde esta perspectiva, la designación de Garcia Moritan ayudará a clausurar la incertidumbre entre ambos mandatarios y a proyectar una agenda común en un momento global que es protagonizado por bloques regionales.

En este contexto, la presentación del placet de García Moritán empieza a formalizar una secuencia de nombramientos en las capitales del Mercosur que, hasta ahora, continúan vacantes. Al margen de la designación de García Moritan, al Senado todavía no ingresaron los pliegos de los futuros embajadores en Brasil y Paraguay, que serán enviados por la Casa Rosada en las próximas horas.

Daniel Scioli continuará en Brasilia y Guillermo Nielsen se moverá desde Arabia Saudita a Asunción, pero como se trata de embajadores políticos (Artículo 5) necesitan la aprobación de la Cámara Alta. Y ello sólo ocurrirá si Milei extiende las sesiones extraordinarias, porque no hay chances que el Senado apruebe los pliegos de Scioli y Nielsen antes del 31 de enero.

Javier Milei y su canciller Diana Mondino en el Palacio San Martín
Javier Milei y su canciller Diana Mondino en el Palacio San Martín

El placet de Garcia Moritán ingresó hoy en la embajada de Uruguay, y la intención del gobierno de Lacalle Pou es darle curso antes que concluya esta semana. El Presidente uruguayo, como su colega argentino, consideran necesario establecer ciertos cambios en la arquitectura jurídica del Mercosur y en el acuerdo que el bloque regional firmó con la Unión Europea (UE) en épocas de Mauricio Macri.

Garcia Moritán tiene una amplia experiencia diplomática que ejerció en Naciones Unidas y adquirió cuando participó en la mediación con Chile para terminar con las diferencias territoriales en el Canal de Beagle. En esa mediación diplomática, liderada por la Santa Sede, concluyó un capítulo de serias divergencias limítrofes que pusieron a la región cerca de un conflicto bélico en la navidad de 1978.

En este contexto, frente a la posibilidad de remozar el acuerdo Mercosur-UE, García Moritán puede tener un protagonismo importante en momentos de una negociación con Bruselas que se lleva con sigilo desde el Palacio San Martín. El diplomático designado en Montevideo conoce la lógica interna de los organismos multilaterales y entiende las asimetrías comerciales que existen entre ambos bloques regionales.

El nombramiento de García Moritán consolida la perspectiva de Mondino respecto a la designación de embajadores de carrera en sedes diplomáticas que -en los últimos gobiernos- fueron ocupados por representantes con origen político.

Ahora la canciller define a los embajadores en Colombia y México, que durante años fueron afiliados al peronismo y la Unión Cívica Radical (UCR). Por caso: Marcelo Stubrin en Colombia, con Mauricio Macri en la Casa Rosada, y Carlos Tomada en México, cuando Alberto Fernández ocupaba Balcarce 50.

A diferencia de Lacalle Pou, que le interesaba el vínculo político con Milei, los presidentes de Colombia y México no exhibieron su malestar ante la demora en la designación de los embajadores. Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) están en las antípodas ideológicas de Milei y mantendrán las relaciones bilaterales en frío diplomático hasta que no tengan otra alternativa que encontrarse en algún lugar del planeta.