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Milei encabezó una ceremonia interreligiosa en la Catedral Metropolitana

Con un retraso de 40 minutos, el presidente asistió a la ceremonia con la presencia de los representantes de todos los cultos que se profesan en el país.

Finalizada la jura de ministros y con una demora de más de 40 minutos, se realizó la ceremonia interreligiosa en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, con la presencia del presidente Javier Milei, su gabinete y otros invitados cercanos al mandatario.

Cerca de las 19:30, Milei y su vice, Victoria Villarruel, fueron caminando desde la Casa Rosada hacia el principal templo católico de Argentina, escoltados por los nueve ministros del nuevo gobierno. Asimismo, previamente habían llegado la actriz y pareja del Presidente, Fátima Flórez; Norberto Milei y Alicia Luján Lucich, padres del jefe de Estado; y el flamante jefe de Gobierno Porteño, Jorge Macri.

En tanto, al arribar a la Catedral, Milei y Villarruel rindieron homenaje frente al mausoleo del General José de San Martín, para luego ubicarse en sus asientos y escuchar la ceremonia.

La invocación religiosa fue encabezada por el arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, y contó con la participación interreligiosa de los representantes de los cultos que se profesan en el país.

Además de García Cuerva, de la invocación religiosa participaron el arzobispo griego, Iosif Bosch; el Obispo anglicano, Brian Williams; el representante de Aciera, pastor Christian Hooft, el rabino Shimon Axel Wahnish y Sheij Salim Delgado Dassum, representante de la comunidad islámica.

Desde el Vaticano, el Papa Francisco envió como delegado a un Nuncio Apostólico: se trata del arzobispo español Alberto Ortega Martín, quien viajó desde Chile para estar presente en el acto.

«Bienvenidos todos a la casa de Dios que es la casa de su Pueblo. Bienvenido cada uno de ustedes en esta celebración, fraternalmente unidos, a los representantes de los distintos cultos», comenzó diciendo el arzobispo.

«Invocaremos al Espíritu de Dios para que bendiga e ilumine a nuestra patria Argentina, al pueblo todo y al gobierno que hoy comienza su gestión. Oremos», agregó.

«No hay libertad sin amor»

García Cuerva dijo que «nuestro país es nuestra casa» y refirió que «somos conscientes que nuestra casa ha sufrido y sufre muchas tormentas; sufre torrentes de exclusión, de dignidades pisoteadas, de inflación, de grietas, de intereses mezquinos, de desencanto y de sueños rotos».

«Por eso hoy nos toca a nosotros recordar, reforzar y valorar los cimientos que nos permitieron mantener viva la esperanza en los momentos más acérrimos, porque siempre es posible renacer si lo hacemos entre todos», agregó, y citó tres cimientos.

«Uno de los cimientos más golpeados, que necesitamos forjar nuevamente, es la fraternidad», señaló, y abogó por «insistir una y mil veces con trabajar la unidad entre los argentinos».

El arzobispo de Buenos Aires subrayó que «las heridas y urgencias de nuestro pueblo piden a todos, pero especialmente a la clase dirigente, la capacidad de comprometerse con la fraternidad social», que «exige la radicalidad de no enfrentarnos unos contra otros».

«El segundo cimiento a recuperar para que ese sueño llamado Patria siga inspirando a las nuevas generaciones, es la libertad», consignó García Cuerva.

Y amplió: «Como hermanos en la fe, todos los aquí presentes compartimos la creencia en un Dios liberador. Un Dios que nos quiere liberar de la opresión, de la codicia y la avaricia, de la injusticia y la iniquidad, y de toda forma de violencia».

«Como nos dice el Papa Francisco: la verdadera libertad se expresa plenamente en la caridad. No hay libertad sin amor», refirió el religioso.

El tercer cimiento «es la memoria», expresó García Cuerva, es «recuperar nuestra historia y reconocer a los hombres y mujeres que forjaron la Patria desde sus inicios y que cimentaron las bases de la organización nacional», como «la soberanía popular, el sistema representativo, la forma republicana, el federalismo».

«Hoy es revolucionario sostenernos en la esperanza y crear oportunidades; por eso invocamos al Espíritu Santo, fuerza y amor de Dios, para que nos ayude a fraguar los cimientos de la Patria, y así, entre todos, construir nuestra casa, nuestra amada Argentina», concluyó el arzobispo porteño.