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Massa, en Brasil: entre la agenda económica y la aceleración de la campaña con vistas a una segunda vuelta

El ministro/candidato espera llevarse de Brasil una foto y un gesto de Lula mientras recalibra su campaña de cara a las elecciones. Milei, Bullrich y la necesidad de consolidar su liderazgo dentro de Unión por la Patria. El “voto blando”, Natalia De la Sota y el “factor Córdoba”

Sergio Massa ejercerá este lunes en toda su dimensión la condición de ministro/candidato. En Brasil, espera cumplir con una apretada agenda de reuniones y definiciones en materia económica y llevarse de la capital del gigante sudamericano una foto con el presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, que encierra una señal hacia el electorado argentino, que enfrentará el próximo 22 de octubre una elección entre el oficialismo y dos versiones opositoras de centro y centro derecha.

El funcionario llegó a Brasilia en los últimos minutos del domingo, después de definir toda la batería de anuncios vinculados a compensar las consecuencias que tuvo la devaluación del peso una vez que terminaron las PASO. Es una decisión que en su entorno aseguran que ya estaba definida desde antes del resultado adverso y que, estiman, podría atemperar el malhumor que provocó el traslado a precios del salto devaluatorio.

Sergio Massa tendrá esta tarde una reunión con su par de Hacienda, Fernando Haddad, con quien tiene un vínculo de mucha confianza, con quien buscará discutir uno de los dolores de cabeza crónicos que tiene la economía argentina: la falta de reservas. Es una negociación complicada, porque Argentina necesita, al mismo tiempo, mantener el flujo comercial y la provisión de insumos desde el socio comercial y mantener las reservas del Banco Central, golpeadas por una sequía que redujo de manera importante el ingreso de divisas.

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Si bien está como primera alternativa la posibilidad de utilizar yuanes y reales en vez de dólares, mediante un crédito del Banco do Brasil, todavía no está definido. Además, en la agenda está uno de los proyectos estratégicos del gobierno y que Massa asumió como objetivo que es el avance del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner. Por eso llegó con Flavia Royón, la secretaria de Energía; y el titular de Enarsa, Agustín Gerez. Está en agenda la definición del financiamiento para la importación de los tubos que se utilizarán en el tramo II, que va de Salliqueló a San Jerónimo, en Santa Fe. También se reunió con integrantes de la Corporación Andina de Fomento (CAF).

De todos modos, lo central del viaje es la foto con Lula y la recepción que le dará en el Palacio del Planalto, sede del gobierno federal. Allí, la comitiva tiene expectativas de que haya un gesto y un “mensaje dirigido a los argentinos” que no escapará de la cuestión electoral.

Ya Lula expresó en varias oportunidades sus críticas contra “el avance de la derecha”. En Argentina, el oficialismo de Unión por Todos tiene enfrente a Javier Milei, de La Libertad Avanza, y Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio.

El presidente de Brasil, creen en la delegación, no sólo tiene buena imagen entre los votantes kirchneristas, sino también entre los moderados o “votos blandos” a los que apunta Massa en esta etapa de aceleración de la campaña. Se trata de un juego a varias bandas, que incluye a los propios electores de Milei, a Bullrich y también a los que eligieron en las PASO a Larreta y que no estarían de acuerdo en optar por la ex ministra de Seguridad.

Pero al mismo tiempo, precisa de la consolidación del liderazgo hacia adentro de Unión por la Patria, mientras puntea con gobernadores e intendentes peronistas un compromiso para firme para la etapa que viene. Se trata de una gestión político-electoral que asumirá de manera personal, sin depender de una persona clave en el mapa político que permanece con bajo perfil, casi ausente: Cristina Kirchner. “El pecho lo tengo que poner yo”, se lo escuchó decir.

También está el foco en el “factor Córdoba”, donde pisa fuerte el candidato a presidente de Hacemos por Nuestro País, Juan Schiaretti, que si bien superó las PASO, quedó en un cuarto lugar con menos potencialidad. La presencia de Natalia De la Sota en la comitiva -que se ocuparon de aclarar que tiene que ver con la relación que tiene con Brasil desde que su padre fue un destacado embajador- se enmarca en ese objetivo de mediano plazo.

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Cerca de Massa estiman que la marcha de la campaña empezó a reconfigurar el escenario entre dos opciones: la propuesta electoral de Unión por la Patria y la que impulsa Javier Milei. “En política no hay que dar por muerto a nadie nunca, pero ella quedó en el medio y le va a costar mucho encontrar un perfil”, dicen en el oficialismo.

En esa interpretación, Bullrich “sufriría” una posible fuga de votos por derecha, hacia Milei, mientras que no lograría captar todo el voto de Horacio Rodríguez Larreta, con quien la relación personal y política entre ellos no atraviesa un buen momento. Lo que ocurrió en el Consejo de las Américas -que la candidata no agradeció las palabras de apoyo del jefe de Gobierno- es una clara expresión de ese vínculo por ahora roto.

Pero también, hay otro factor que aparece en la lectura que tienen en Unión por la Patria que es nuevo. Aseguran que del total del electorado de Javier Milei detectaron un universo de “voto blando”, una idea que va a contramano del consenso de analistas y dirigentes que están ensimismados en la campaña.

“Lo tenemos medido”, aseguran en el entorno de Massa, que siguen con especial atención la estrategia de comunicación del líder libertario, basada principalmente en redes sociales y en una gestión eficaz que va de la prensa “formal” a los mensajes dirigidos de manera directa a un público masivo. Ponían como ejemplo que la semana previa a las PASO, Milei había tenido un rating modesto en una participación televisiva y con una edición eficaz de sus palabras contrastadas con las de sus rivales que estuvieron también en ese ciclo, tuvo un impacto de millones de vistas.