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Pago al FMI: una negociación secreta que afectó la relación con la Casa Blanca y puso al gobierno muy cerca de China

Alberto Fernández y Sergio Massa se decantaron por solicitar la ampliación de la libre disponibilidad del swap concedido por Xi Jinping, ante la decisión del board del Fondo que prefirió partir de vacaciones en lugar de desembolsar 7.500 millones de dólares destinados a afrontar los vencimientos de julio y agosto

“Ya está el pago”, informó Miguel Pesce a Alberto Fernández y Sergio Massa hoy a la madrugada. El titular del Banco Central ya tenía confirmado que desde Beijing se habían girado al Fondo Monetario Internacional (FMI) cerca de 12.000 millones de yuanes (1.700 millones dólares aproximadamente) para cancelar los vencimientos previstos para julio, y no dudó en transmitir la noticia al Presidente y al ministro de Economía que estaban despiertos esperando ese dato clave para evitar una crisis en los mercados.

La información de Pesce coronó una larga negociación secreta que puso al Gobierno muy cerca de China y que permite a Xi Jinping demostrar en Occidente que el régimen comunista tiene suficiente poder para reemplazar -al menos por cuatro semanas- al FMI como prestamista de última instancia a nivel global.

La Casa Blanca facilitó los términos de la negociación de Massa con el staff del Fondo, pero no logró que el board del organismo multilateral de crédito se reuniera antes de sus vacaciones para aprobar los desembolsos de 7.500 millones de dólares que hubieran evitado el rescate geopolítico y financiero que ejecutó Xi desde Beijing.

Kristalina Georgieva ha perdido poder en el staff del FMI, muy influido por el pensamiento ortodoxo de Rodrigo Valdés, actual director del Departamento del Hemisferio Occidental. Valdés ha chocado vía zoom, chat y por celular con Massa y su intransigencia macroeconómica fue clave para entender la oportunidad que logró China en el Fondo a través de las necesidades de corto plazo de la Argentina.

Jake Sullivan y Juan González, consejeros de Seguridad Nacional de Joseph Biden, y Janet Yellen, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, mantuvieron una sucesión de contactos vía zoom con Georgieva para tratar el caso argentino en el Fondo. La directora gerente avalaba la propuesta presentada por Massa, y Sullivan, González y Yellen se mostraban a favor, pero exigían el respaldo completo del Staff que lidera Valdés.

No hubo caso, y todo quedó a mitad de camino: hubo Staff Level Agreement (SLA) y se postergaron los desembolsos hasta fines de agosto. En esa decisión tuvo mucha influencia ciertos países del G7 (Alemania y Japón), que están cansados de los incumplimientos históricos de la Argentina.

Sergio Massa y Kristalina Georgieva durante una reunión oficial en el Fondo Monetario InternacionalSergio Massa y Kristalina Georgieva durante una reunión oficial en el Fondo Monetario Internacional

Alberto Fernández no tiene buena relación con Marc Stanley, embajador de Estados Unidos en la Argentina. Y volvió a chocar con Stanley durante un encuentro formal con el titular de la Nasa, Bill Nelson, cuando ya sabía que la Casa Blanca no había logrado que el board del FMI aceptara aprobar el Staff Level Agreement antes de las vacaciones de agosto.

“Quiero que sepa mi profunda decepción respecto a la forma que actuaron con el FMI”, aseguraron en Balcarce 50 que le habría señalado Alberto Fernández al embajador Stanley. Y habría agregado el jefe de Estado: “Hubo un gobierno que tuvo decisión política (Donald Trump), y otro que no”.

Stanley conoce a Alberto Fernández y siempre mantuvo en secreto todas las negociaciones que hizo a favor de la Argentina en la Casa Blanca, el Departamento de Estado y la Secretaria del Tesoro. Entonces, apelando a las formas diplomáticas, el embajador y amigo de Biden optó por callar su respuesta personal.

Massa negociaba con Washington y Beijing para lograr el SLA y la ampliación del swap chino. Sabino Vaca Narvaja, embajador argentino en China, apelaba a sus contactos en el régimen comunista para acelerar las negociaciones, y Pesce dormía poco en Buenos Aires para mantener contactos fluidos con su colega del Banco Popular de China, Yi Gang.

Y en este contexto de negociaciones reservas, Xi movió su tablero doméstico afectando la negociación que se emprendía con Beijing. El líder comunista forzó la renuncia de su canciller Qin Gang, desplazó a Yi del Banco Central y cambió al embajador de China en la Argentina, Zou Xiaoli. Estos movimientos no estaban previsto en el tablero de control del Palacio de Hacienda, y añadió un inesperado obstáculo a la jugada que se coronó hoy a la madrugada.

Massa, el ex titular del Banco Popular de China, Pesce y Vaca Narvaja, durante un encuentro oficial en BeijingMassa, el ex titular del Banco Popular de China, Pesce y Vaca Narvaja, durante un encuentro oficial en Beijing

Junto a la negociación que lideró Massa, hubo una carta personal de Alberto Fernández a Xi que ayudó a lograr que se ampliara la libre disponibilidad del swap chino destinado a pagar los vencimientos con el FMI. En esa carta, el presidente valoró la relación bilateral con China, confirmó que viaja a Beijing en octubre para participar de la tercera ronda de la Ruta de la Seda y solicitó la ampliación del swap.

Xi contestó con otra carta personal que el entonces embajador Zou Xiaoli leyó a Alberto Fernández durante su despedida protocolar en la Casa Rosada. En la carta del líder comunista se califica a la Argentina como un socio especial de China y ratifica que ampliará el swap para cancelar los vencimientos de julio y agosto acordados con el FMI.

En gobierno repiten -una y otra vez- que China fue clave para evitar que Argentina caiga en default (arrears, en términos técnicos), y que la relación bilateral con Beijing ingresó en una nueva etapa que afectará los vínculos diplomáticos con Washington.

“China se beneficia a nivel geopolítico, y nosotros pudimos pagar. Eso es lo más importante, hoy. Y Estados Unidos deberá revisar su relación con la región, ha dejado un flanco abierto”, argumentó un importante miembro del gobierno que participó en todas las negociaciones con el FMI y el régimen comunista.

Xi ya tiene su lista de prioridades a cambió del swap que abrió en favor de la Argentina: vender aviones de guerra a la Fuerza Aérea, manejar la Hidrovía, construir puertos de aguas profundas y participar en las licitaciones de 5G en comunicaciones. Un pliego de exigencias que Alberto Fernández y Massa ya conocen por sus viajes a China y sus contactos con la nomenclatura comunista.