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Rodríguez Larreta y Bullrich ya dieron pistas firmes de cómo será la batalla final para llegar a la Casa Rosada

La elección de sus compañeros de fórmula y las definiciones de las listas son las piezas que dejan a la luz el rompecabezas electoral de los precandidatos presidenciales. A qué apostó cada uno. El sugestivo papel de Mauricio Macri

Ahora ya no hay excusas. Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich tienen sus candidatos, ajustaron su estrategia y se aprestan a iniciar la batalla final para llegar a la Casa Rosada. Uno de los dos, si las encuestas no fallan, permitirá que la coalición opositora vuelva al poder, aunque el camino hacia ese objetivo no será sencillo. El oficialismo dará batalla con Sergio Massa, el mejor candidato que tenía en stock, y los festejos de Juntos por el Cambio pueden arruinarse por culpa del libertario Javier Milei.

Oficialmente, la campaña electoral acaba de comenzar junto con la presentación de las listas, pero las últimas definiciones de los dos precandidatos presidenciales de JxC fueron un perfecto anticipo de lo que se proponen hacer en las próximas semanas para conquistar el voto de los argentinos.

Rodríguez Larreta desplegará su abanico de respaldos políticos multicolores, con “microcampañas” de figuras que tratarán de atraer segmentos específicos de electores, en una apuesta que también grafica su intención de lograr una “nueva mayoría” para lograr cambios perdurables en el tiempo en caso de que asuma la Presidencia. Bullrich reforzará su perfil de una líder intransigente que se apoya en la gente antes que en los dirigentes tradicionales, como eje central de su iniciativa de impulsar cambios drásticos para transformar la Argentina sin lazos ni compromisos con el status quo.

Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, unidos con la dirigencia de Juntos por el Cambio para rechazar la violencia en JujuyHoracio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, unidos con la dirigencia de Juntos por el Cambio para rechazar la violencia en Jujuy

Para los dos, se trata de una carrera sin marcha atrás, sin red ni “plan B”. Luego de gobernar el bastión electoral del PRO durante 8 años, Larreta no pudo designar un sucesor de sus propias filas para retener la ciudad de Buenos Aires y si no logra lo que sueña desde chico, ser presidente, se irá a su casa. Bullrich sabe que es su única y acaso última oportunidad de alcanzar la Casa Rosada y si no lo consigue, le quedará volver a presidir el PRO bajo la sombra de un nuevo líder del espacio.

Rodríguez Larreta, en su derrotero hacia el sillón de Rivadavia, privilegió el enfoque “antigrieta” y el armado amplio de Juntos por el Cambio antes que sintonizar con el sesgo duro que predomina en el votante promedio del PRO. Bullrich, en cambio, consolidó su estilo “halconizado” porque está convencida de que es lo que reclaman sus votantes y el resto del país, cansado del kirchnerismo.

A ambos les toca construir un liderazgo que suceda al de Mauricio Macri, el fundador del PRO, para perfeccionar lo que construyó en política, una alternativa al bipartidismo que se repartió el poder a lo largo de las décadas, más la voluntad de no repetir sus errores y encontrar un perfil propio.

Horacio Rodríguez Larreta, con sus candidatos a diputado nacional por CABA: Maximiliano Ferraro, Mariela Coletta, Alvaro González y Soledad AcuñaHoracio Rodríguez Larreta, con sus candidatos a diputado nacional por CABA: Maximiliano Ferraro, Mariela Coletta, Alvaro González y Soledad Acuña

El jefe de Gobierno confía en que hay un mayoritario voto independiente, de centro, que estaría dispuesto a elegirlo en las urnas. La ex ministra de Seguridad está segura de que ese andarivel no define una elección y que ella interpreta como nadie el sentido de cambio que busca la gente.

El azar (o una pequeña ayudita de sus enemigos kirchneristas) le permitió a Rodríguez Larreta instalar a Gerardo Morales casi como un referente de los “halcones” una semana antes de que se convirtiera en su compañero de fórmula: la violencia en Jujuy lo hizo posible. Para entonces, ya había logrado que otro exponente del ala dura de JxC, Miguel Angel Pichetto, se uniera a sus filas.

Además de imagen de dureza, el gobernador jujeño le aportó el peso institucional de la UCR, o de gran parte del partido, y una imagen de buen gestor casi calcada a la del jefe de Gobierno.

Patricia Bullrich y Luis Petri, con sus candidatos a diputado nacional por CABA: Maximiliano Guerra, Daiana Molero, Damián Arabia, Silvina Giudici y Oscar MoscarielloPatricia Bullrich y Luis Petri, con sus candidatos a diputado nacional por CABA: Maximiliano Guerra, Daiana Molero, Damián Arabia, Silvina Giudici y Oscar Moscariello

Pero Larreta terminó de redondear un extenso círculo de apoyos políticos desde el andamiaje de JxC, que derivó en candidaturas en su espacio no sólo del radicalismo sino también de la Coalición Cívica de Elisa Carrió y Maximiliano Ferraro, del peronismo de Pichetto y del liberalismo de José Luis Espert, entre otros. A priori, parece una alianza más sólida que la que ofrece Bullrich, respaldada por un sector disidente de la UCR (el Grupo Malbec de Alfredo Cornejo, Ernesto Sanz y Maximiliano Abad) y expresiones liberales (como Ricardo López Murphy y el demoprogresista Oscar Moscariello).

Pero así como el alcalde porteño busca lucir su combo multipartidario, la ex ministra de Seguridad quiere mostrar un componente “anticasta”, de candidatos sin antecedentes políticos o que que provienen de otros ámbitos. Un invisible lazo que la une conceptualmente (por ahora) a Milei.

Ese mismo sesgo que quiere imprimirle Bullrich a su figura explica que haya elegido a un “tapado” como Luis Petri como su compañero de fórmula: el dirigente de la UCR mendocina parece más un independiente que un referente partidario (en las PASO provinciales sólo tuvo el apoyo del senador Julio Cobos). Es lo que sugería el consultor bullrichista Derek Hampton, un discípulo de Jaime Durán Barba. Quedaron en el camino los otros dos candidatos a vicepresidente, más asociados al aparato radical, como Maximiliano Abad y Luis Naidenoff. Petri, además, está mejor sintonizado ideológicamente con Bullrich, algo decisivo para el cambio profundo que quiere la candidata.

Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli y Gustavo Posse
Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli y Gustavo Posse

Mientras, Larreta armó con paciencia de orfebre una lista de candidatos a diputado nacional en el distrito porteño en la que se suceden el líder de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro; la joven titular de la UCR porteña, Mariela Coletta; su dirigente de confianza Álvaro González, del PRO; Gabriela Fernández, de Confianza Pública, el partido de Graciela Ocaña, y Dante Camaño, un sindicalista peronista del espacio de Pichetto. Y Bullrich apostó de manera muy distinta, con personalidades surgidas de la cultura, como el bailarín Maximiliano Guerra, quien encabeza su nómina; Daiana Molero, una economista joven; Damián Arabia, uno de sus armadores políticos nacionales; Silvana Giudici, ex titular del ENACOM; Oscar Moscariello, del Partido Demócrata Progresista, y Dina Rezinovsky, militante evangelista y actual diputada del PRO, cuyo mandato vence en diciembre.

Bullrich no sólo le hizo un guiño al electorado porteño al haber elegido un artista para liderar su lista de diputados sino que también, gracias a los buenos oficios de Hernán Lombardi, logró el sí de Luis Brandoni, un actor de prestigio y reconocido radical, como precandidato nacional al Parlasur: en la boleta electoral, esa categoría figurará estratégicamente al lado de la del candidato presidencial en todo el país, por lo que es evidente la apuesta bullrichista a un rostro taquillero para traccionar votos.

En otro ejemplo de sus concepciones disímiles, Larreta procuró obsesivamente que ese sitio del Parlasur en su boleta estuviera destinado a una figura de la política tradicional como su aliada Carrió, que le permitía completar su álbum de apoyos políticos. Fue un objetivo que lo hizo transpirar: con la presión de “Lilita” de que iba a mantener su candidatura presidencial (y, con ello, sacarle cruciales votos al proyecto larretista), el jefe de Gobierno se apuró en correr del primer lugar de la lista porteña a Soledad Acuña, a quien le había ofrecido ese lugar la semana pasada, para privilegiar a Ferraro. La cosecha de cargos para Carrió fue buena: Rodríguez Larreta le concedió a la Coalición Cívica dos lugares en la lista bonaerense (Mónica Frade y Mariana Stilman), uno en la de legisladores provinciales (Luciano Bugallo) y otro en la de legisladores porteños (Facundo del Gaiso).

Maximiliano Abad, Néstor Grindetti, Miguel Fernández y Cristian Ritondo
Maximiliano Abad, Néstor Grindetti, Miguel Fernández y Cristian Ritondo

Para la provincia de Buenos Aires, en cambio, el armado de Bullrich fue más clásico: casi todas sus fichas estuvieron puestas en acordar con Maximiliano Abad, el titular de la UCR bonaerense, apuntalado por Sanz, el radical mendocino que no se mostró, pero que tuvo un papel protagónico en las negociaciones con la candidata presidencial del PRO. Del entendimiento con ese sector disidente del radicalismo surgió el nombre de Miguel Fernández, intendente de Trenque Lauquen, como postulante a vicegobernador de Néstor Grindetti, además de dos lugares en la lista de diputados nacionales por el distrito bonaerense, varios legisladores provinciales y muchos postulantes a concejal.

Del lado de Diego Santilli, el candidato a gobernador del larretismo, la jugada estuvo dirigida a captar el voto radical en la provincia a través de Gustavo Posse, intendente de San Isidro, como compañero de fórmula de “El Colo”, y de un aliado estratégico: Miguel Lunghi, intendente de Tandil, el distrito más populoso del interior de la UCR, con 112.000 electores y la segunda ciudad con mayor cantidad de habitantes de la Quinta Sección Electoral. Pero, en la misma sintonía de Larreta, el santillismo cerró una lista de candidatos que muestra una enorme amplitud: desde Espert Cynthia Hotton, puente hacia el voto evangelista, como candidatos a senador nacional, hasta Pichetto como postulante a diputado nacional, acompañado sorpresivamente por el radical Pablo Juliano, que responde a Facundo Manes; Federico Suárez propuesto por María Eugenia Vidal, y Emiliano Giri, que llegó de la mano de Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón. A ellos se les suma Waldo Wolff, un “halcón” que es secretario de Asuntos Públicos porteño, como precandidato al Parlasur por la provincia. Otra representante del ala dura del PRO, Florencia Arietto, competirá por una senaduría bonaerense.

Para los líderes políticos nunca es fácil conformar a todos cuando se confeccionan las listas de candidatos, pero este año fue mucho peor por el grado de virulencia que adquirió la pelea en el PRO. Por eso Larreta y Bullrich tuvieron que apelar a su mejor capacidad de persuasión para convencer a sus aliados de bajarse de listas superpobladas de candidatos a pocos puestos expectables.

Elisa Carrió, con Horacio Rodríguez Larreta y Diego SantilliElisa Carrió, con Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli

Con un optimismo envidiable, los dos prometieron cargos en un gobierno al que aún no llegaron para tratar de satisfacer a muchos dirigentes. “¿Estás seguro que querés ser un diputado más? Te ofrezco estar en mi gabinete”, fue una de las frases más escuchadas en boca de los precandidatos presidenciales. Con una fórmula similar, por ejemplo, López Murphy accedió a bajarse de la pelea por la Jefatura de Gobierno a cambio de un puesto en “seguridad nacional estratégica” en una gestión bullrichista. En cambio, Soledad Acuña y Waldo Wolff pasaron de rozar el primer lugar de diputados en la ciudad a quedarse con otro puesto codiciado: las precandidaturas al Parlasur en CABA y provincia.

Hay casos de dirigentes que quedaron en lista de espera para un futuro gabinete nacional de Juntos por el Cambio. Uno de ellos es Manuel Passaglia, intendente de San Nicolás, que dejó el armado larretista para convertirse en uno de los pases bonaerenses más resonantes a las filas de Bullrich. El jefe comunal que se enfrentó a los Moyano anunció que no irá por su reelección y en su lugar competirá su hermano, el diputado provincial Santiago Passaglia. Manuel decidió apostar a la posibilidad de ser ministro de Transporte en caso de que la jefa del PRO en uso de licencia llegue a la Casa Rosada.

Mauricio Macri y Patricia BullrichMauricio Macri y Patricia Bullrich

Pequeños detalles del tramo final de las negociaciones por las listas, que marcaron también un final de época en el PRO: ¿hace cuántos días que no se menciona a Macri como el mentor, el gestor o el líder al que todos quieren ver y que está presente en todas las negociaciones? Esta vez, a diferencia de 2021, no le pidió nada a Rodríguez Larreta, a quien sigue sin perdonarle sus gestos de autonomía o sus decisiones inconsultas, pero sí a Bullrich: presionó al máximo para que se bajara López Murphy de la pelea por la Jefatura de Gobierno e impedir que perjudicara a su primo Jorge y, además, le sugirió el nombre de Molero (esposa de Iván Petrella) como segunda diputada nacional en la ciudad.

Rodríguez Larreta tampoco se olvida de los desplantes de Macri hacia él: por algo acaba de decir en público que el ex presidente “impulsó un cambio que no se pudo sostener” y advirtió: “Yo no voy a repetir esa frustración”. Lo que demuestra que los candidatos de Juntos por el Cambio harán todo lo posible por derrotar al kirchnerismo, pero, de paso, también quieren saldar sus cuentas pendientes.